TU LEGADO 

Es domingo, la pequeña playa estaba hoy desierta, ningún visitante habitual con su perro, ni los patos, ni tan siquiera las gaviotas, sólo tu, el sol naciente, el mar y el cielo. El martes es tu aniversario y mis antenas están orientadas a las señales. Siempre sentí que mi afán de profundizar en el mundo interno y con ello en mis raíces, te era afín. Mas que afín, era para ti un doloroso alivio, en retrospectiva se que me pasaste el testigo para que durante mi relevo sintiera lo que no habías tenido ocasión de volver a sentir, para sentirlo de otro modo. Lo hiciste bien, esperaste a que yo creciera hasta cierta fortaleza, no aguardaste a perder la tuya; pude ver el abismo en el hombre aún fuerte y ese legado me acompaña siempre. Separar el dolor del amor, la vulnerabilidad de la fortaleza, el abismo del cielo, es un atrapamiento terrible; terrible y engañoso, ya que si se perpetúa deja de proteger y limita. Poderse mostrar del todo ante alguien, es una bendición. Gracias a que me elegiste para mostrarte, pude buscar a quien me viera y llegar ante quien me ve del todo. 

Pero no es ese el legado sobre el que mi corazón ronda y se desborda. Hay tantos significados en el dinero ahorrado con esfuerzo por un padre para sus hijos, que resulta misión de vida honrarlo adecuadamente. En verdad las raíces dan alas; cuando se es joven la seguridad de sentirse con respaldo, hace posible explorar eso tan desconocido como imperativo en su llamada: uno mismo. Te lo debo. 

Ya no como hija sino como madre de tu nieto, decir que ahora veo afinidades entre su padre y tu antes invisibles, ambos buenos padres. No pudiste ver crecer a tus hijos varones, algo de eso ha permanecido conmigo al acompañar a tu nieto. Es ya un hombre y sabe bien que se sustenta en ti, como en su padre. 

Quiero contarte a 2 días de tu 102 aniversario, que elijo traspasarle parte de tu legado, para llegar a tiempo, ni pronto ni tarde, como tu conmigo. Me hago a un lado para que tus raíces sean sus alas.

Sólo tú en este domingo tranquilo, sólo tú y el sol ya alto, tú y los trinos, tú y mi gratitud. 
Bendícelo papá, síguelo bendiciendo; para que tome sobre si con conciencia plena el desafío de ser llegar a ser, todo lo que puede ser.