¿Y si la estrella de Belén
aún nos estuviera hablando?
Shhhhhh….

Hagamos silencio.
Detengámonos.
Regresemos a la inmensidad
del cielo interno.
Escuchemos las pisadas
de los camellos en el desierto,
escuchemos, la voz de la hoguera
elevando sus brazos al firmamento.
Seamos la mirada de Gaspar
cuando escucha a Melchor,
en la noche, junto al fuego
en el desierto.

Shhhhhh…
Hagamos silencio
viajemos dentro,
al reino de la elocuencia
el de la estrella.
Ella espera, ama, sabe
ama, sueña…
Sabe, que no creemos en nosotros,
todavía.
Sabe, que siempre, siempre llega el día
de comenzar a creer.
Ama, todo el proceso, cada paso
cada tropiezo,
la caída, la mano amiga
el paso firme y el ascenso.
Espera, como esperan las madres
alegre, confiada, tierna;
arraigada en el suelo del cielo, abierta.
Sueña, que soñamos con ella
y soñarla nos despierta,
y vemos con certeza
el paso correcto, y lo damos
y nos sabemos, con certeza
un paso más cerca.

Sueña, que soñamos con ella
y florecemos a nuestra esencia
y somos la mirada de Melchor
cuando escucha a Gaspar
en la noche, bajo el cielo
en el desierto.

En nuestra esencia,
El,
el amor,
nace en el Belén
de nuestro pecho.