ANALFABETISMO EMOCIONAL
El que acudió a psicoterapia era alguien que se sentía importante, director de área en una empresa grande, mucha gente bajo mi mando, muchas ciudades de residencia, estaba un poco de vuelta de todo. Había hecho múltiples seminarios de liderazgo, gestión de personal, motivación, etc. Había viajado por medio mundo, me había casado tres veces. En los últimos tiempos, ya en España, había visitado a tres psicólogas y no había durado más de dos sesiones con ninguna, no creía que la psicología pudiera ayudarme. A día de hoy se que no lo creía, porque mi ego era enorme.
Issa me desmontó en dos sesiones. Lo hizo por su suavidad, por su no confrontación, por su acogida. Nadie me había tratado así, no necesitaba defenderme, era asombroso. A la tercera fui queriendo ir, y como si no dijera nada me comento “ eres brillante profesionalmente, pero te estas perdiendo lo mejor de tu vida, como si a nivel emocional fueras casi analfabeto”, me dolió mucho. No se lo hice saber, puse cara de encajar el golpe, pero me dejó ofuscado, pensando dos semanas. Me cuestioné mi imagen inicial de ella, pensé dejar de ir, pero sabía que irme era volver a huir de mi y no lo hice. Pasados los días de ofuscación, pensaba varias veces a lo largo del día ¿y si tenía razón? ¿y si dijo lo que dijo porque era exactamente eso lo que yo necesitaba oír? ¿y si el problema no era mi primera ex esposa, ni la segunda, ni tampoco la tercera, y si el problema no era el egoísmo de mis hijos, ni las tensiones en el trabajo? Fue curioso, cuando la idea fué calando, en vez de darme rabia sentí una enorme liberación. Sentí que lo único necesario para que todo cambiara era que yo cambiara.
Trabajamos casi dos años, sesiones espaciadas, verla mucho me agobiaba, verla poco me llevaba al viejo estancamiento, verla cada 3 semanas resultaba muy estimulante. Llegué a conocer cada expresión de su rostro, porque llegué a buscar su opinión antes de su opinión y encontré como tenerla. Se le levanta una ceja, cuando siente que te desviaste del camino, no frunce el seño, ni dice nada, pero se le levanta una ceja. Mi ego gigantesco dió paso a una actitud sana de aprender, hoy de verdad sé que no se casi nada, sobre casi nada y estoy encantado.
He hecho 3 ayunos largos, de nuevo toco la guitarra abandonada desde que entré a facultad con 18 años, paseo por la naturaleza, cuido yo mismo del jardín de casa, camino con mis perros horas, disfruto. Cambié de trabajo, gano menos, tengo tiempo libre ya no viajo si no es por placer. Mi relación con mis hijos pasó de ser una permanente serie de desencuentros, tensiones y ofensas a ser muy buena, son lo más importante de mi vida. He dejado de engañar a las mujeres, ya no me pregunto porque será que se enamoran de mi, se que fui un seductor nato, y sé que el motivo fué mi necesidad de ser querido.
Isabella volvió a decir algo que nuevamente me disgustó mucho, y volvió a tener razón. Me dijo que “había llegado el tiempo de seguir solo”. Me da risa ver hoy que me asustó, pero sí, he seguido sin estancarme ni un solo día, y seguiré.