LA PAZ DE CADA DIA
Tras una sesión con Isabella siempre han acudido a mi las reflexiones de Amado Nervo “Hay algo tan necesario como el pan de cada día, y es la paz de cada día”.
Tras una sesión del tipo que fuera, terapia, encuentro casual, reunión, meditación, con Isabella siempre han acudido a mi las reflexiones de Amado Nervo (1870-1919), “Hay algo tan necesario como el pan de cada dia, y es la paz de cada dia, la paz sin la cual el mismo pan es amargo. Danos, Señor, la paz de cada dia”. Y si, sin duda esas reflexiones vienen atraídas por la sensación que producen en mi esos encuentros. Esa sensación de paz era y es, lo que diferencia el antes y el después de pasar un rato al lado de Isabella.
En aquella época en la que recale en su consulta, pocas habilidades me fueron mas útiles que las que ella me infundía en todas y cada una de las muchas sesiones que tuvimos. Calma, sosiego, paz interior. Y lo hizo como el ebanista, con ese don que adivina la talla cuando aun solo está el alma de la talla dentro del roble, con la destreza de su gubia que corta en el único lugar correcto y con la fuerza exacta.
Y fíjense ustedes que dije recale, y no acudí, o comparecí o me presente… y es que recalar era lo que necesitaba. Necesitaba abandonar el mar de mi vida, que en aquel momento se enfrentaba a una tormenta y ponerme al abrigo de un puerto seguro. Y eso fue lo que ella supo ofrecerme. En cuanto me abrió la cancela de su jardín no fue necesario siquiera llegar a la consulta, para entonces ya me sentía en casa.
Fueron las sesiones con Isabella, sesiones en las que les confesare a ustedes, y también en este preciso momento a ella misma, cuando mi interés en mi propio crecimiento personal fue mudando poco a poco, y de manera muy consciente, al interés por esa mujer que desde detrás de su minúscula mesa tanto bien me hacia. ¡Bendita curiosidad! que me permitió conocerla a ella y a su gigantesco mundo espiritual.
Como ya se habrán dado cuenta, las sesiones con Isabella no son sesiones con un profesional de la psicología al uso, son encuentros con una mensajera de la sabiduría, sumamente hábil para trasladar «pensamientos simiente» e impulsar la vida con la puesta en práctica de los mismos día a día.
Querido lector, no se que mares estoy destinada a navegar, no se que nuevas tempestades azotaran mi navío pero si se que antes apenas contaba con una cáscara de nuez para enfrentarme al profundo azul del mar, y ahora en mi navío luzco un mascaron de proa digno de una única sociedad marinera, la de los lobos de mar. Y ese tipo de mascarones solo una maestra de la sabiduría puede tallarlos. Y son lobos de mar porque ahora si, sin miedo, la simiente del sosiego de alma dio su fruto y nada más es necesario.
Les dejo con con la cita de la Carmelita Teresa de Cepeda y Ahumada (1515-1582),
“Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda.
La paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta,
solo Dios basta”.
Patricia Franco